“No soy el centro del universo”
Es una frase que nos vendría muy bien repetir a diario delante de un espejo. Ya sea para convencernos de ello o para reafirmarnos. Y es que hay veces que se nos olvida que tal vez algunos de nuestros problemas no son realmente tan importantes.
Lamentarse, quejarse o amargarse no es solución de nada. Y por suerte hay muchos problemas que se pueden resolver con más facilidad de lo que creemos, o que como mínimo tienen alguna solución. El problema real es cuando no existe solución para ello.
¿Por que digo todo esto? Por que a veces una desgracia es la única forma de abrir los ojos y ver la realidad tal como es. Y esta vez le ha tocado a alguien que fue bastante importante en un momento de mi vida y que ahora lo esta pasando bastante mal. Es duro ver a una persona que te importa sufriendo, y sentir que no puedes hacer nada para ayudar. Pero no es nada comparado con lo que esta sintiendo esa persona en su interior. Te das cuenta que tus problemas son de risa en comparación, y en parte te avergüenzas de ello.
No vale con decir que lo comprendes y que entiendes por lo que está pasando, por que es directamente mentira. No se que se siente en ese caso, no he vivido algo parecido. Lo único que puedes hacer es que al menos sepa que estas ahí y que si necesita algo puede contar contigo. Y aun así no evita que te sientas bastante impotente.
Espero de corazón que se recupere pronto y salga adelante. Se que es una persona fuerte y lo logrará tarde o temprano.
Aquí estaré para lo que necesites, sea lo que sea.
No te preocupes, te lo digo yo que se sale, con mucho trabajo, pero se sale.
Y teniendo gente como tú a su lado no me quedan dudas que lo hará 🙂